Jesús habló al gentío
Y discípulos, diciendo:
“Le deshonran a Moisés
Escribas y fariseos.
Haced lo que os señalen,
Mas no obréis como ellos,
Pues ellos dicen, no hacen;
Ocupan con grandes pesos
Las espaldas de los hombres,
Sin mover ellos un dedo.
Lo poco que realizan
Es por reconocimiento;
En los banquetes irán
A los primeros asientos;
En sinagogas y plazas
Buscan afecto y respeto.
Mas no les llaméis Rabí,
Pues Yo soy vuestro Maestro,
El más grande de vosotros
Debe ser el más pequeño.
Los primeros serán últimos
Y los últimos, primeros”.
“Ay de vosotros, hipócritas,
Escribas y fariseos,
Que no conseguís entrar
En el Reino de los Cielos,
Ni permitís avanzar
A quien querría hacerlo.
Recorréis tierra y mar
Para un solo prosélito,
Y luego lo confundís;
Sois vosotros guías ciegos,
Que dais más valor al oro
Que aquél que dais al templo,
Jurando por el segundo
Lo que no por el primero.
¡Sois ineptos, insensatos!
¿No es sagrado el templo?
¿No es la casa de Dios
Más valiosa que el dinero?
Mas lo siento por vosotros,
Que hacéis de todo diezmo;
Olvidáis lo principal
A cambio de lo superfluo.
Ciegos, coláis un mosquito
Mientras tragáis un camello;
Estáis tan limpios por fuera
Como sucios vais por dentro.
Decoráis la superficie,
Descuidando lo interno.
¡Ay, sepulcros blanqueados,
Repleta de huesos yermos,
Atesoráis inmundicia
En vuestro fuero interno!
¡Ay: erigís sepulcros
Y adornáis monumentos,
Y pensáis cómo seríais
Si fuerais de otro tiempo!
Sois una raza de víboras,
¡Escapad del fuego eterno!”
“Os mando sabios, profetas:
Perseguidos serán ellos,
Se suma toda su sangre
A la de todos los tiempos.
Antes de lo que pensáis
Os digo que veréis esto,
Todo lo que conocéis
Quedará como desierto.
Ya no me vais a ver más
Hasta el final de los tiempos,
Y entonces todos dirán:
‘¡Bendito Señor Eterno!’”
Deja un comentario