Posteado por: zabulonlopedepega | marzo 26, 2011

Mt. 25

                 “Pues el Reino de los Cielos                    

Será como las diez vírgenes

Que esperaban al esposo

Sosteniendo sus candiles.

Cinco de ellas eran necias

Y las otras más sensibles.

Aceite sólo tomaron

Las segundas de las vírgenes.

El esposo se tardaba

Y llegaron a dormirse.

En seguida despertaron:

‘Ya llega el esposo, ¡abridle!’

Se pusieron afanosas

A preparar sus candiles.

Las necias a las prudentes

Luz tuvieron que pedirles,

Pues no tenían aceite

En sus vacíos candiles.

Las prudentes respondieron:

‘Id a la tienda a pedirles’.

Mientras ellas lo compraban

El esposo llegó, firme;

Las diez que eran prudentes

Salieron a recibirle.

El señor cierra las puertas

Cuando las necias le piden:

‘Señor, ábrenos la puerta’.

‘No os conozco’, les esgrime.

Así pues, debéis velar,

Porque el tiempo es invisible:

Cualquier día, cualquier hora,

Es el momento posible”.

 

“Un amo se va de viaje

Y reúne a sus siervos,

Para dar a cada uno

Un número de talentos

(Según su capacidad):

Dona cinco al primero,

Regala dos al segundo

Y uno solo al tercero.

El que recibió los cinco

Ganó cinco de aumento.

El que recibió los dos

Ganó dos más de provecho.

Mas el que recibió uno

Enterró ese talento.

Regresado el señor,

Al cabo de mucho tiempo,

Juntó otra vez a todos

Y pidió cuenta de ellos.

Al que presentó los cinco

Le felicitó, contento:

‘Muy bien, yo te daré mucho,

Pues has sido fiel y bueno’.

Al que presentó los dos

También dio el visto bueno.

‘En ti también confiaré

Pues has sacado provecho’.

Y le llegó el de uno

Sin ningún otro talento.

Se excusó él así:

‘Amo mío, tuve miedo,

Escondí lo que me diste,

Aquí lo tienes de nuevo’.

‘Siervo malo, haragán,

Si es que tenías miedo

Debiste haberlo dado

En manos de los banqueros.

Arrancadle lo que tiene,

Pues no sacó nada bueno:

A quien gane, le daré,

A quien pierda, se lo niego’,

Así que haced el bien

O iréis al fuego eterno”.

 

“A los ángeles veréis

Cuando Jesucristo vuelva

Sobre su trono de gloria,

Trono de gloria eterna.

Todas las gentes del mundo

Se verán en Su presencia,

Y Él nos separará,

Como el pastor hiciera

Con su nutrido rebaño

De cabritos y de ovejas.

Cada uno a un lado:

Ovejas a la derecha

(Los fieles a su rebaño),

Y cabritos a la izquierda.

‘Venid, benditos del Padre’,

Dirá Dios a las ovejas,

‘Que mi Reino he preparado

Para vuestra dicha eterna,

Porque vosotros mirasteis

Mi necesidad hambrienta,

Porque vosotros saciasteis

Mi necesidad sedienta,

Porque vosotros tocasteis

Mi necesidad enferma,

Vosotros me visitasteis

Cuando viví entre rejas.

Me disteis pan, y vestido,

Medicina y vivienda’.

Y dirán todos los justos:

‘¡Mi memoria no recuerda!

¿Cuándo eso lo hicimos?

¿Cuándo te vimos siquiera?’

‘Cuando a un hermano mío

Estas cosas le hicierais’.

Y dirán a los cabritos:

‘¡Malditos, a la hoguera!

Que el diablo os consuma

Con su muerte torticera,

Porque estando hambriento

Dejasteis que padeciera,

Porque estando sediento

Permitisteis que sufriera,

Porque estando enfermo

Dejasteis que me muriera’.

Ellos dirán, ‘¿cuándo, cuándo?

¡No te vimos, ni siquiera!’

‘Sí, si a un hermano visteis

Que esto le sucediera.

A vosotros: fuego eterno,

Y a los justos: vida eterna’”.

 

 


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